Ruta en la que visitamos una de las ermitas más
importantes para la tradición de la hoya, la Virgen del
Viñedo. Recorrido agradable por buenos caminos especialmente
recomendable en la época de primavera. Podemos visitar
además de la ermita, la necrópolis de Ayera y los
restos medievales que hay en su cercanía. Ruta
con track para GPS.
Descripción
Partimos
desde el desvío asfaltado a la ermita de Salas. Seguimos por la carreterita
dejando un par de caminos que salen a nuestra derecha. Llegamos a la ermita (fuente)
y seguimos rectos. Tras pasar el puente
sobre el río Isuela, dejamos varios caminos que salen a nuestra izquierda
y poco a poco nos acercamos al río Flumen. Después de una bajadita,
tras pasar por una zona de casas de campo, entramos en una zona mas arbolada.
Nos iremos fijando mucho para encontrar a nuestra izquierda el inicio de un sendero
(km 2,65). En caso de equivocarnos, llegaremos al río por un vado que
difícilmente se atraviesa en bici.
El sendero es precioso y va, entre árboles,
paralelo al río Flumen. Atentos a las raíces y piedras
que asoman en él ya que es fácil resbalar sobre
todo en días muy húmedos. Seguir siempre por el
sendero principal evitando algún ramal que sale en dirección
al río. En 1 km. llegamos a un puente sobre el Flumen.
Lo cruzaremos y seguiremos por la derecha en breve pero fuerte
ascenso. Continuamos siempre rectos hasta llegar a la carretera
de Tierz a Bellestar. La cruzamos junto a una casa blanca y por
buen camino ascendemos poco a poco en dirección al saso.
En el km 5,92 llegamos a una zona de almendros donde giramos
a la izquierda y seguimos por peor camino hasta desembocar en
la subida al saso de Tierz, justo en la curva más pronunciada
de la pista. Comienza un duro ascenso que tomaremos con calma.
Una vez que llegamos a lo alto y después de recuperarnos
un poco, tomamos el camino de la izquierda en dirección
norte. Tras un par de desvíos, llegamos a la carretera
de Barbastro. La cruzamos y seguimos de frente
por buenos caminos. Llegaremos a la carretera de Bandaliés
y la cruzamos y seguimos de frente para pasar junto a Loporzano.
Ahora por una zona más sombría seguimos rectos en
todo momento, siempre en dirección a la sierra con Castilsabás
a nuestra derecha en lo alto. En el km. 16.26 llegamos a la carretera
de Vadiello. La atravesamos y por camino encementado llegamos
a la ermita de Ntra. Sra. del Viñedo.
Para
volver a Huesca (podemos volver por el mismo camino acortando el recorrido) seguimos
por el lateral izquierdo de la ermita, por un sendero entre olivos y que se mete
entre las carrascas para en unos pocos metros salir al restaurado molino de aceite.
Giramos a la izquierda y siempre por el camino principal (atentos al cuaderno
de rutas) llegamos en el km 18,37 a la carretera que asciende a Santa Eulalia
la Mayor. Continuamos en ascenso por ella durante unos metros hasta encontrar
un camino que sale a la derecha en descenso y que nos deja en la carretera de
Vadiello. La cruzamos y siempre rectos llegamos a una zona de fuerte pendiente.
Seguimos rectos y en el km 20,9, a nuestra derecha en una zona de carrascas y
piedras están unos restos medievales que podemos visitar. Se trata de La
Piedra de los Moros de Ayera. Volvemos otra vez al camino por el que hemos
venido y sin abandonarlo
llegamos hasta el km 22,47 donde tenemos a nuestra izquierda la necrópolis
de Ayera con tumbas antropomórficas y las ruinas de la ermita de San Esteban.
Tras
la visita seguimos rectos hasta la carretera de Ayera,
pueblo donde hay una fuente y que atravesamos en dirección a Bandaliés
siguiendo siempre de frente hasta el km 24,31 donde giramos hacia la izquierda
en descenso hasta Bandaliés, pueblo en el que no entramos pues en el km
25,5 giramos a la derecha en dirección a Loporzano. Llegamos así
a un camino mejor que tomamos a la izquierda y que dejando a Loporzano a nuestra
derecha, nos lleva hasta la carretera de Bandaliés. La atravesamos y en
descenso llegamos hasta un cruce en el km. 28,7 donde giramos a la derecha para
llegar a la carretera de Loporzano. Giramos a la izquierda hasta llegar a la carretera
de Barbastro.
Aquí, tenemos dos opciones. O seguimos
por la carretera como indica el cuaderno de rutas, o tomamos la trialera que circula
paralela a esta. Todo depende del grado de habilidad que tengamos sobre la bici.
En el km 31,53 dejamos la carretera y giramos a la derecha para llegar a la pista
asfaltada que sube al castillo de Montearagón. Seguimos hasta Quicena,
lo atravesamos y solo salir del pueblo giramos a la derecha y luego a la izquierda
en dirección al acueducto de Quicena. Seguimos siempre rectos y en un barranco
podemos ver a nuestra izquierda el acueducto. Tras la visita, seguimos rectos
sin pérdida hasta Huesca.
Alternativas
Piedra de los Moros (Ayera)
Texto
extraido de los folletos turísticos de la Comarca de la Hoya de Huesca
Mucho
antes de haberse formado las comunidades neolíticas el hombre prehistórico
ya había divinizado la piedra y descubierto el uso del sílex en
el territorio que hoy conocemos como Altoaragón. Es precisamente en este
territorio donde se conserva un culto a la piedra único en el mundo, aunque
su práctica debió de estar extendida. Se trata de una serie de piedras
que emergen de la tierra y actúan como meros condensadores de las fuerzas
telúricas que polarizan la tierra, y que fueron manipuladas por la mano
del hombre en la noche de los tiempos para convertirlas en templos sagrados a
la fecundidad. A ella acudían las mujeres estériles para tornarse
fecundas, al igual que los hombres con problemas; por ello, desde tiempos antiguos
la Iglesia fue mortal enemiga de estas costumbres que tachó como "supersticiones'
y en el Concilio celebrado en Zaragoza el año 380 fulminaron estas prácticas
y culto con severas censuras, "anatema sit veneratoribus lapidum, pero el
hombre aragonés siguió dándoles culto en una reacción
primigenia ante aquello que le había dado la fecundidad.
La
Piedra de los Moros designada como la "Catedral" de estos "templos"de
fecundidad emplazados en una ruta fertilizadora. Es un complejo en estrecha dependencia
con los ciclos lunares y solsticiares.
Morfológicamente
se trata de una mole pétrea que emerge en la tierra llana entre los términos
de Ayera y Castilsabás, rodeada de un gran bosque encinar que a través
de los siglos ha sido muy mermado. La roca está manipulada de forma inusual
y comenzando por levante nos encontramos ante un gran falo perfectamente esculpido
de una altura aproximada de cuatro metros. Sigue a poniente un espolón
pétreo vaciado en su interior, con una gran cavidad rematada en la cabecera
por otra más pequeña. En su cura norte, cerca del falo, existe una
pequeña oquedad que permite la estancia de una persona en cuclillas. Restan
a los lados dos salientes que posiblemente sirvieron para cubrir el hueco.
La
piedra, en esta parte, forma en su vaciado interior un par de paredes que se interrumpen
con el acceso que conduce u la última prolongación. Esta mole occidental
tiene para su ingreso unos escalones rebajados, cilleros a los lados, mostrando
arriba en superficie varias bocas de silos que se comunicun en su interior por
orificios que fueron practicados en las finas paredes a pico. Esto fue debido
a un uso posterior como cías para el grano que recibía aquí
la fuerza para germinar y dar buenas cosechas después. En la zona de levante
y junto a una especie de fosa, pueden encontrarse las huellas que, según
una leyenda muy conocida en la Hoya de Huesca, dejara una reina mora en su salto,
compuesta por la impronta de un pie normal de mujer y otra huella informe al lado.
El abandono, unido a las leyendas desencadenadas para apartar a las personas de
su culto y práctica, además de la erosión, han provocado
en la cara sur la fractura del cantil, perdiéndose bastante superficie
horadada y que estuvo dedicada a cías. Se accede por camino rural que une
la carretera de Vadiello con el antiguo castillo de Ayera y esta población.