Ruta en la que ascendemos hasta Cuello Baíl,
antiguo paso entre la Hoya y Nocito. Esto nos permite tener unas
amplias vistas sobre toda la Hoya, la sierra de Guara, Gratal,
Vadiello y gran parte del pirineo. También visitamos una
de las ermitas más importantes para la tradición
de la Hoya, la Virgen del Viñedo.
Recorrido agradable por
buenos caminos especialmente recomendable en época de primavera.
Podemos visitar, además de la ermita, la necrópolis
de Ayera y los restos medievales que hay en su cercanía.
Debemos estar muy atentos al cuaderno de rutas, en especial en
la zona central del recorrido, en los alrededores de la Virgen
del Viñedo. En épocas de barro este tramo puede
tornarse muy pesado.
Gracias a mi amigo César Pavia por
las fotos 2,3 y 4 de la ruta. Track
para GPS.
Una
obra de vallado cerca de Tierz hasta el ascenso al Saso
ha modificado ligeramente el recorrido alterando algo las
distancias totales a partir de este punto. Sin embargo siguiendo
las indicaciones de la descripción no hay ninguna
dificultas ni pérdida.
Descripción
Partimos desde el desvío asfaltado a la
ermita
de Salas. Seguimos por la carreterita dejando
un par de caminos que salen a nuestra derecha. Llegamos
a la ermita (fuente) y seguimos rectos. Tras pasar el puente
sobre el río Isuela, dejamos varios caminos que salen
a nuestra izquierda y poco a poco nos acercamos al río
Flumen. Después de una bajadita, tras pasar por una
zona de casas de campo, entramos en una zona mas arbolada.
Nos iremos fijando mucho para encontrar a nuestra izquierda
el inicio de un sendero (km. 2,65). En caso de equivocarnos,
llegaremos al río por un vado que difícilmente
se atraviesa en bici.
El sendero es precioso y va, entre árboles,
paralelo al río Flumen.
Atentos a las raíces y piedras que asoman en él
ya que es fácil resbalar sobre todo en días
muy húmedos. Seguir siempre por el sendero principal
evitando algún ramal que sale en dirección
al río. En 1 km. llegamos a un puente sobre el Flumen.
Lo cruzaremos y seguiremos por la derecha en breve pero
fuerte ascenso. Continuamos siempre rectos hasta llegar
a la carretera de Tierz a Bellestar. La cruzamos junto a
una casa blanca y por buen camino ascendemos
poco a poco en dirección al saso. En el km. 5,92
llegamos a una zona de almendros. Recientes obras de vallado
de una granja han modificado ligeramente este tramo. Justo
al final del vallado abocamos a un campo de cereal y en
el que parece morir el camino. Tomamos un sendero marcado
con una flecha amarilla (Camino de Santiago) y lo seguimos
por un barranquito hasta llegar al desvío marcado
en el libro de rutas como km. 6,48 donde desembocamos en
la subida al saso de Tierz,
justo en la curva más pronunciada de la pista. Comienza
un duro ascenso que tomaremos con calma. Una vez que llegamos
a lo alto y después de recuperarnos un poco, tomamos
el camino de la izquierda en dirección norte. Tras
un par de desvíos, llegamos a la carretera de Barbastro.
La cruzamos y seguimos de frente por buenos caminos. Llegaremos
a la carretera de Bandaliés y la cruzamos y seguimos
de frente para pasar junto a Loporzano. Ahora por una zona
más sombría seguimos rectos en todo momento,
siempre en dirección a la sierra con Castilsabás
a nuestra derecha en lo alto. En el km. 16,26 llegamos a
la carretera de Vadiello. La atravesamos y por camino encementado
llegamos a la ermita de Ntra. Sra.
del Viñedo.
Seguimos por el lateral izquierdo de la
ermita, por un sendero junto a unos olivos que se mete entre
las carrascas para en unos pocos metros salir al restaurado
molino de aceite. Giramos a la izquierda y siempre por el
camino principal (atentos al cuaderno de rutas) comenzamos
a ascender suavemente. Hay tramos muy pequeños que
atraviesan bajo unos almendros que pueden estar labrados.
Así salimos a una pista algo mejor bastante llana
y que tras pasar junto a una casita de campo aboca a otro
camino que tomamos en ascenso, en dirección a la
sierra y con un piso bastante irregular y pedregoso. Tras
un corto, pero duro repecho, abocamos a la carretera de
acceso al pueblo de Santa
Eulalia la Mayor.
Continuamos
en ascenso hasta el pueblo donde podemos abastecernos de
agua, lo atravesamos en dura subida hasta la parte más
superior de él donde comienza un camino de tierra
indicado con unos postes (San Martín
de la Valdonsera y Cuello Baíl). Comienza
ahora un ascenso que tomaremos con calma y que solo se hace
muy fuerte en un par de lazos para ganar altura. Así
llegamos al km. 21,88 donde tomamos el camino de la izquierda
(por la derecha se desciende en algo más de 4 km
a Vadiello) que asciende ligeramente hasta un segundo colladito
desde donde descendemos un poco hasta los Campos
de Ciano.
En este punto marcado con señales
tomamos el camino de la derecha que ya vemos como asciende
hasta Cuello Baíl. Tras descender unos metros comenzamos
a ascender por una pista bien conservada a día de
hoy (10-06-2007) con un par de cortos pero fuertes repechos
que nos exprimen las piernas al máximo (con un mal
terreno, muy suelto, en otras ocasiones nos ha obligado
a desmontar) hasta llegar a una barrera metálica.
A partir de este punto el camino es mas suave y aunque no
para de ascender lo hace agradablemente con unas vistas
excepcionales sobre la sierra, Vadiello
y la Hoya. Cuatro lazadas en el camino nos colocan prácticamente
a la altura del collado en el km. 27,96. Atravesamos un
barrera de pastor eléctrico y comenzamos a descender
hasta una pradera cercana (km. 29.91) donde podemos descansar
y admirar el territorio. Guara, Águila,
Fragineto, río Guatizalema, Gabardiella, Sescún,
Ermita de San Urbez, Collado de Paules, etc
Volvemos
por el mismo camino por donde hemos venido hasta el cuello
Baíl. A partir de aquí comienza un
largo descenso, muy rápido y no exento de peligro
por lo suelto del terreno, fuertes curvas y la barrera metálica
al final, hasta llegar nuevamente a los llanos de Ciano
(km, 36,78). Tomamos el camino de la izquierda y continuamos
en ligero ascenso hasta un colladito, para después
descender hasta otro collado (km. 37,94 - el camino que
desciende a la izquierda nos lleva a Vadiello) donde giraremos
a la derecha para comenzar un rápido descenso por
una reciéntemente arreglada (25-05-05) pista hasta
Santa Eulalia la Mayor con su torre vigía visible
desde media provincia y dominadora de la Hoya. Atravesamos
el pueblo en fuerte bajada y seguimos por la carretera de
acceso hasta el km. 41,24 donde nos saldremos del asfalto
a la derecha, por un camino en descenso, hasta llegar al
km. 41,91 (cruce por donde pasamos a la ida) y que tomaremos
a la izquierda hasta llegar siempre por el camino principal
a la carretera (km. 42,37) que asciende a Santa Eulalia
la Mayor. Continuamos a la izquierda en ascenso por ella
durante unos 300 metros hasta encontrar un camino que sale
a la derecha en descenso y que nos deja en la carretera
de Vadiello. La cruzamos y siempre rectos llegamos a una
zona de fuerte pendiente. Seguimos rectos y en el km. 44,9,
a nuestra derecha en una zona de carrascas y piedras están
unos restos medievales que podemos visitar. Se trata de
La Piedra de
los Moros de Ayera. Volvemos otra vez al camino
por el que hemos venido y sin abandonarlo llegamos hasta
el km. 46,47 donde tenemos a nuestra izquierda la necrópolis
de Ayera y las ruinas de la ermita de San Esteban.
Tras
la visita seguimos rectos hasta la carretera de Ayera,
pueblo donde hay una fuente y que atravesamos en dirección
a Bandaliés siguiendo siempre de frente hasta el
km. 48,31 donde giramos hacia la izquierda en descenso hasta
Bandaliés, pueblo en el que no entramos pues en el
km. 49,5 giramos a la derecha en dirección a Loporzano.
Llegamos así a un camino mejor (km. 50,98) que tomamos
a la izquierda y que dejando a Loporzano a nuestra derecha,
nos lleva hasta la carretera de Bandaliés. La atravesamos
y en descenso llegamos hasta un cruce en el km. 52,7 donde
giramos a la derecha para llegar a la carretera de Loporzano.
Giramos a la izquierda hasta llegar a la carretera de Barbastro.
Aquí, tenemos dos opciones. O seguimos
por la carretera como indica el cuaderno de rutas, o tomamos
la trialera que circula paralela a esta. Todo depende del
grado de habilidad que tengamos sobre la bici. En el km.
55,53 dejamos la carretera y giramos a la derecha para llegar
a la pista asfaltada que sube al castillo de Montearagón.
Seguimos hasta Quicena,
lo atravesamos y solo salir del pueblo giramos a la derecha
y luego a la izquierda en dirección al acueducto
de Quicena. Seguimos siempre rectos y en un barranco podemos
ver a nuestra izquierda el acueducto. Tras la visita, seguimos
rectos sin pérdida hasta Huesca.
Alternativas
Piedra de los
Moros (Ayera)
Texto extraido de los folletos turísticos
de la Comarca de la Hoya de Huesca
Mucho
antes de haberse formado las comunidades neolíticas el
hombre prehistórico ya había divinizado la piedra
y descubierto el uso del sílex en el territorio que hoy
conocemos como Altoaragón. Es precisamente en este territorio
donde se conserva un culto a la piedra único en el mundo,
aunque su práctica debió de estar extendida. Se
trata de una serie de piedras que emergen de la tierra y actúan
como meros condensadores de las fuerzas telúricas que polarizan
la tierra, y que fueron manipuladas por la mano del hombre en
la noche de los tiempos para convertirlas en templos sagrados
a la fecundidad. A ella acudían las mujeres estériles
para tornarse fecundas, al igual que los hombres con problemas;
por ello, desde tiempos antiguos la Iglesia fue mortal enemiga
de estas costumbres que tachó como "supersticiones'
y en el Concilio celebrado en Zaragoza el año 380 fulminaron
estas prácticas y culto con severas censuras, "anatema
sit veneratoribus lapidum, pero el hombre aragonés siguió
dándoles culto en una reacción primigenia ante aquello
que le había dado la fecundidad.
La
Piedra de los Moros designada como la "Catedral"
de estos "templos"de fecundidad emplazados en una ruta
fertilizadora. Es un complejo en estrecha dependencia con los
ciclos lunares y solsticiares.
Morfológicamente se trata de una mole pétrea
que emerge en la tierra llana entre los términos de Ayera
y Castilsabás, rodeada de un gran bosque encinar que a
través de los siglos ha sido muy mermado. La roca está
manipulada de forma inusual y comenzando por levante nos encontramos
ante un gran falo perfectamente esculpido de una altura aproximada
de cuatro metros. Sigue a poniente un espolón pétreo
vaciado en su interior, con una gran cavidad rematada en la cabecera
por otra más pequeña. En su cura norte, cerca del
falo, existe una pequeña oquedad que permite la estancia
de una persona en cuclillas. Restan a los lados dos salientes
que posiblemente sirvieron para cubrir el hueco.
La
piedra, en esta parte, forma en su vaciado interior un par de
paredes que se interrumpen con el acceso que conduce u la última
prolongación. Esta mole occidental tiene para su ingreso
unos escalones rebajados, cilleros a los lados, mostrando arriba
en superficie varias bocas de silos que se comunicun en su interior
por orificios que fueron practicados en las finas paredes a pico.
Esto fue debido a un uso posterior como cías para el grano
que recibía aquí la fuerza para germinar y dar buenas
cosechas después. En la zona de levante y junto a una especie
de fosa, pueden encontrarse las huellas que, según una
leyenda muy conocida en la Hoya de Huesca, dejara una reina mora
en su salto, compuesta por la impronta de un pie normal de mujer
y otra huella informe al lado. El abandono, unido a las leyendas
desencadenadas para apartar a las personas de su culto y práctica,
además de la erosión, han provocado en la cara sur
la fractura del cantil, perdiéndose bastante superficie
horadada y que estuvo dedicada a cías. Se accede por camino
rural que une la carretera de Vadiello con el antiguo castillo
de Ayera y esta población.